Jebastián y el arcoíris de lana

Por Wicked, 29 de agosto de 2023

Había una vez un hermoso prado verde, en los valles de Glastona, donde pastaba un rebaño de ovejas blancas como la nieve. Todas ellas eran suaves, esponjosas y casi idénticas entre sí. Sin embargo, en medio de ese rebaño había una oveja que era diferente. Su nombre era Jebastián, y su lana era tan negra como la noche.

Las otras ovejas a menudo se burlaban de Jebastián por su color diferente. Le decían que no encajaba en el rebaño y que era extraño. Jebastián solía sentirse triste y solo, anhelando ser aceptado por los demás. Un día, decidió hacer algo al respecto.

Una mañana, cuando el sol pintaba el cielo con colores brillantes, Jebastián tomó una valiente decisión. Se escapó del prado y comenzó a explorar el mundo más allá. Caminó durante horas hasta que llegó a una pequeña fábrica de tintes mágicos. Sin darse cuenta, tropezó y cayó dentro de varios recipientes llenos de colores vibrantes.

Cuando Jebastián se levantó, se dio cuenta de que su lana había cambiado de color. Ahora tenía manchas de rojo, azul, verde y amarillo en su lana negra. Jebastián se miró a sí mismo con asombro y se dio cuenta de que ya no era una oveja negra en un rebaño de ovejas blancas. Ahora era una oveja con un arcoíris de colores en su lana.

Al principio, Jebastián se sintió un poco desconcertado por su nueva apariencia. Sin embargo, pronto descubrió que su lana cambiaba de color aleatoriamente, como un hermoso arcoíris en constante movimiento. En lugar de sentirse avergonzado, Jebastián comenzó a sentirse orgulloso de su singularidad.

Cuando regresó al prado, las otras ovejas no podían creer lo que veían. En lugar de burlarse, todas las ovejas se maravillaron ante la hermosa lana de Jebastián que cambiaba de color. Las ovejas se dieron cuenta de que ser diferente era algo especial y único.

Los humanos que pasaban cerca del prado también quedaron asombrados por la hermosa lana de Jebastián. Los niños reían y aplaudían, mientras que los adultos tomaban fotografías de la oveja arcoíris. Jebastián se convirtió en la oveja más famosa y querida de todas.

Con el tiempo, las otras ovejas aprendieron a apreciar y respetar a Jebastián por lo que era. Ya no se burlaban de él, sino que lo aceptaban como un amigo valioso. Jebastián les enseñó a todos que la diversidad y la singularidad son algo hermoso que debe ser celebrado.

Y así, Jebastián vivió felizmente en el prado, rodeado de amigos y amigas que lo amaban tal como era. Su historia se convirtió en un recordatorio de que nuestras diferencias nos hacen especiales y únicos, y que la verdadera belleza proviene de la aceptación y el amor por uno mismo y por los demás.